En ese viaje, decidieron visitar a la familia maaterna de la princesa que vivía en Huaylas (Áncash) y luego prosiguieron su trayecto hacia territorio cusqueño, uniéndose al sequito un grupo de músicos y eximios bailarines procedentes del Callejón de Huaylas (Inés Huaylas era hija del inca Huayna Capac y de Contarhuacho, una hija del cacique de Huaylas). Cuando llegaron a Jauja, la princesa no pudo continuar con el viaje al encontrarse en un avanzado estado de gestación de su primera hija, por lo que Pizarro la dejó en compañia de sus músicos por el tiempo que fuera necesario para dar a luz a Francisca Pizarro, su heredera.
Los huancas se quedaron prendados de la agilidad y belleza del huayno acrobático practicado por lo bailarines del Callejón de Huaylas, motivo por el que decidieron adoptarlo y conservarlo como suyo hasta nuestros días.
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